En la inmensidad de nuestros mares, existe una amenaza silenciosa que no siempre es visible a simple vista, pero cuyos efectos son devastadores para el ecosistema marino y la economía local: los aparejos de pesca abandonados, perdidos o desechados, también conocidos como aparejos fantasma.
Estos restos de redes, anzuelos, cuerdas o trampas de pesca continúan atrapando animales incluso después de ser desechados, causando daños irreparables en los océanos.
¿Por qué debemos preocuparnos?
Los aparejos fantasma representan uno de los mayores peligros para la vida marina:
- Capturan indiscriminadamente peces, tortugas, delfines y otras especies que quedan atrapadas sin posibilidad de escapar, muchas veces hasta morir.
- Destruyen los corales, base de los ecosistemas acuáticos, y alteran el equilibrio natural del fondo marino.
- Liberan sustancias químicas tóxicas al descomponerse, contaminando el agua y afectando la cadena alimenticia.
- Terminan en nuestras playas, ensuciando el litoral y afectando al turismo y la salud pública.
Una amenaza para Guinea Ecuatorial
Nuestro país, bañado por las aguas del Atlántico, no es ajeno a esta problemática. Las costas de Malabo, Bata, Mbini, Kogo o Annobón podrían verse gravemente afectadas si no se toman medidas urgentes.
La pesca artesanal y profesional, esencial para la economía y alimentación de miles de familias ecuatoguineanas, también está en riesgo. Cada red fantasma es una trampa no solo para los peces, sino para la sostenibilidad del sector pesquero.
¿Qué podemos hacer?
- Promover campañas de recogida de redes abandonadas y limpieza costera.
- Fomentar el uso de tecnologías biodegradables o trazables en los aparejos de pesca.
- Aplicar una legislación más estricta y efectiva sobre la gestión de desechos pesqueros.
- Educar a pescadores y comunidades costeras sobre el impacto de estos residuos.
Proteger nuestros océanos es proteger nuestro futuro.
Desde la Fragata Wele-Nzás, hacemos un llamado a la acción conjunta de ciudadanos, autoridades y organizaciones para salvaguardar los mares que nos alimentan, nos conectan y nos definen como nación insular y continental.
Tomás de Aquino Nkulu Mbá Nnengue
Teniente de Navío